La nueva generación de monturas maxitrail ofrece una abanico de posibilidades muy amplio al que es muy difícil resistirse. La Honda CRF1100L Africa Twin Adventure Sports DCT tiene una herencia aventurera importante, lo que también nos brinda unas posibilidades de utilización por carretera prácticamente infinitas. ¿Nos hacemos un Marruecos con la Honda?

Mencionar Africa Twin es sinónimo de historia y aventura, un modelo cuya primera generación irrumpió en el panorama trail en 1988 (XRV 650), el mismo año que la firma japonesa firmaba su tercer triunfo (de seis totales) en el Rally Dakar. Dos años después la XRV creció dando lugar a la 750, una moto que se mantuvo en catálogo hasta 2001. La Africa Twin resucitó en 2016 para deleite de los más nostálgicos, esta vez con una segunda generación impulsada por un motor bicilíndrico en paralelo de 1.000 cc (CRF1000L) y versión con cambio DCT opcional. En 2018 sufrió un restyling (acelerador electrónico, triple modo de conducción, actualizaciones en admisión/escape y segunda versión Adventure Sports con mayor autonomía y suspensiones "largas") y en 2020 aterrizó la tercera generación que, al contrario que su antecesora, sufrió una auténtica revolución: todo nuevo y motor de 1.084 cc.

Queda claro que las características propias de la versión Adventure Sports la hacen ideal para los más ruteros, esos trotamundos que no se ven obligados a adentrarse en el universo off road por mucha llanta de 21 pulgadas que calce. Los litros extra de gasolina (puedes llegar a 400 km sin repostar), el parabrisas alto (mayor protección) y su exclusiva suspensión electrónica Showa marcan la diferencia.

¿Y qué mejor escenario que Marruecos para disfrutar de 6 días y 1.000 km de viaje a lomos de la "Africana" para romper la rutina y disfrutar de sensaciones únicas y momentos inolvidables?

La Africa Twin emplea un motor bicilíndrico en paralelo de 8 válvulas con 1.084 cc que declara 102 CV a 7.500 rpm y 105 Nm a 6.250 rpm, incluyendo silenciador con válvula de escape ECV, que minimiza emisiones a bajas revoluciones. Chasis doble cuna de acero con subchasis de aluminio estrechado y un basculante de aluminio derivado de la Honda CRF450R de motocross caracterizan a la montura japonesa. Llanta delantera de 21 pulgadas y trasera de 18 con pinzas de freno del. radiales Nissin de 4 pistones y discos lobulados se ocupan de detener el conjunto.

La dotación electrónica de la Africa Twin es de auténtico lujo, destacando el módulo inercial IMU Bosch MM7.10 de 6 ejes, acelerador electrónico, 6 modos de conducción (Urban, Tour, Gravel, Off Road, User 1/User 2 personalizables), control de tracción en curva (7 niveles, desconectable), control de freno motor (3 niveles), ABS en curva (2 niveles), anti-wheelie (3 niveles) y sistema anti-levantamiento de la rueda trasera. También incluye control de velocidad (lo manejas desde la piña derecha), instrumentación de doble pantalla (inferior LCD y superior táctil TFT a color de 6.5") y conectividad Bluetooth. Iluminación full-LED e intermitentes autocancelables con warning de emergencia en frenada redondean el conjunto.

La última evolución del cambio automático DCT (Dual Clutch Transmission) permite un accionamiento de las marchas suavizado. Dispone de 5 modos de funcionamiento (MT, D, S1, S2, S3) logrando un manejo más cómodo, fácil e intuitivo que el cambio manual convencional. Con el DCT instalado, la maneta de embrague plateada se sustituye por otra negra más fina que sirve para activar/desactivar el freno de estacionamiento. Desde la piña derecha puedes cambiar a modo secuencial-manual (MT) o bien actuar directamente sobre los pulsadores '+/-' de la piña izquierda, que manejas con el dedo índice/pulgar respectivamente para subir o bajar marcha a tu antojo. El modo D es ideal para ámbito urbano y conducción relajada, mientras que el modo Sport es fantástico para conducción deportiva pues cambia el carácter del motor consiguiendo una respuesta de gas menos (S1) o más agresiva (S3).

Respecto a la suspensión electrónica Showa, es regulable en cinco niveles de hidráulicos (Duro, Blando, Medio, Off road y User -personalizable-) y otros cuatro de precarga del amortiguador trasero (conductor, conductor + equipaje, conductor + pasajero, conductor + pasajero + equipaje). De esta manera el sistema va autorregulándose en milésimas de segundo para adaptarse a las condiciones del terreno por muy cambiantes que sean. Estabilidad, seguridad y neutralidad sobre cualquier superficie.

Respecto a la Africa Twin estándar, la Adventure Sports incorpora una docena de cambios que mejoran su equipamiento de serie, destacando la suspensión electrónica semiactiva Showa EERA, depósito de gasolina de 24,8 l. (6 litros extra), parabrisas elevado (regulable en altura manualmente en 5 posiciones), llantas de radios Tubeless y luces cuneteras LED. También monta cubremanos altos, cubrecárter envolvente, puños calefactables, doble toma de corriente (USB + mechero), asiento de pasajero más confortable, parrilla trasera portabultos con asideros integrados, embellecedores laterales de aluminio, instrumentación con parasol (para evitar reflejos en la pantalla) y decoraciones/gráficas específicas (gris y tricolor).

Tras una jornada tranquila y distendida por Marrakech visitando la concurrida y agitada plaza de Yamaa el Fna (más activa cuando cae la noche), arrancamos la primera etapa de ruta rumbo sureste por la N9 hasta llegar al revirado puerto de n’Tichka. Codearte con la cordillera del Atlas hasta coronar el puerto tras un ascenso con muchos tramos de carretera en obras y un frío gélido pone a prueba nuestras supensiones y equipaciones. Es el paso de carreteras más alto del norte de África, con 2.260 metros de altura. La carretera fue construida por el ejército francés en 1936 durante la época colonial y actualmente es una de las vías de comunicación más importante de África del Norte.

Una vez cruzado el puerto, optamos por seguir la ruta por el camino tradicional de las caravanas, que nace en un desvío en la parte sur de la cordillera, 20 km después del puerto. Mucho más bonita, interesante y con sensacionales panorámicas, aprovecha el valle del Oued Ounila, para llevarnos a Telouet y Ait Benadou. Este trayecto es el conocido como ruta de las mil Kashbas. Mención especial para la Kashba Dar Glaoui (el Palacio de los Glaoui), construido en estilo andalusí en el siglo XVIII y ampliada posteriormente.

Mención especial merece Ait Ben Haddou, el ksar (pueblo fortificado de origen bereber compuesto por numerosas kashbas -casas de adobe- en su interior) más conocido y onírico de Marruecos, probablemente, uno de los monumentos más impresionantes y fascinantes del país. Declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987, adentrarse en este fuerte es viajar en el tiempo. Las callejuelas y los pasadizos de este laberinto urbano se cuelan entre unas casas con varios siglos de historia y que resisten, prácticamente deshabitadas, al paso de los años para crearnos un sentimiento de exotismo y antigüedad incomparable. Ait Ben Haddou ha sido llevado al cine en numerosas producciones cinematográficas de primer orden (Gladiador, Juego de Tronos, Lawrence de Arabia, etc).

Ouarzazate es ciudad fin de etapa. Su nombre en bereber significa "sin ruido" o "sin confusión". Su interés principal es que es la sede de unos conocidos estudios cinematográficos llamados Atlas Studios, los más importantes de Marruecos. Tras 10 horas de viaje, cenamos y nos tomamos un merecido descanso.

El objetivo de la segunda etapa es abandonar Ouarzazate rodando por la Nacional 10 en dirección este para culminar en las impresionantes Gargantas del Dadès y el Todra, dos pasillos naturales de rocas formados por los ríos del mismo nombre que se abren paso dentro de una cordillera sin igual. Antes de llegar a nuestro ansiado destino, merece la pena detenerse en la kashba de Taourite y el palmeral de Skoura con su kashba Amridil, una de las más interesantes y mejor conservadas del país.

Localizadas en la cara sur de la gigantesca cordillera norteafricana, la garganta del Dadès es un valle de 25 km de largo profundamente excavado en la rojiza tierra marroquí (entre las localidades de Boumalne Dadès y M'Semrir). El oued Dadès discurre lentamente por su fondo y se encuentra en el origen de estos profundos desfiladeros. En las orillas del río el paisaje es hermoso y de un verde intenso que contrasta con el ocre de las montañas circundantes y de las casas, cuyo color tiende a confundirse con el de las rocas.

Entramos por la parte sur del valle a la altura de la ciudad de Boumalne Dadès y rápidamente podremos observar cómo el valle se estrecha paulatinamente reduciendo los terrenos cultivables a su mínima expresión, las montañas circundantes ganan altura y el río es cada vez más profundo, conformando acantilados de más de 300 metros de altura separados por un estrecho corredor de apenas 50 metros. El Todra es todavía más estrecho, pero a mi juicio más impresionante y salvaje.

Poco más tarde nos encontramos con uno de los lugares más fotografiados de Marruecos: Tissadrine. Hablamos de un profundo barranco a través del cual la carretera coge altitud gracias a un serpenteante trazado para encarar el valle de M'Semrir. Me recuerda al Paso Stelvio, pero en versión marroquí.

La excursión toca a su fin y solo nos queda el regreso retrocediendo rumbo oeste hasta el hotel Xaluca Dadès.

El objetivo de la tercera etapa es abandonar la montaña y adentrarnos en las vastas planicies desérticas que anteceden al desierto del Sahara. Nuestro objetivo es Merzouga, al pie de las reconocidas dunas del Erg Chebbi, un lugar de culto para muchos amantes del motor. Erg Chebbi tiene 28 km de largo y sus dunas tienen una altura máxima de 150 m. Ubicado a 70 kilómetros de Erfoud, es uno de los erg (región arenosa de un desierto) que precede al Sahara.

La mañana arranca fuerte ascendiendo el puerto nevado de Tazazert hasta llegar a n’Koub, atravesando las ásperas y negras montañas del Jebel Saghro (significa sequía). Embutirnos en el inigualable valle del río Akka Ousaidenne es toda una experiencia para los sentidos: a ritmo pausado y con los ojos bien abiertos disfrutarás de lo lindo.

Después nos sorprenden las planicies del sur marroquí cruzando los oasis de Tazarine, Alnif, Mssici y el gran palmeral de Risanni (foto en su portal de entrada obligatoria), para terminar a pie de duna en los albergues de Merzouga. Al día siguiente, nos despedimos de Marruecos con más fotos y algunos kilómetros extra por los alrededores de Merzouga.

Un intenso partido de fútbol improvisado a los pies del Erg Chebbi junto a la chavalada que merodeaba por allí nos ayuda a abrir boca y cerrar el día con una sonrisa.

Es sorprendente descubrir hasta dónde puedes llegar con una moto tan completa como la Honda CFR1100L Africa Twin Adventure Sports DCT y todo lo que puedes llegar a hacer con ella cuando te enfrentas a la aventura de rodar por terreno desconocido. Afrontar con garantías superficies y terrenos tan cambiantes (grava, arena, tierra, barro, asfalto bueno, asfalto roto, etc) como las que nos ofrece Marruecos sólo es posible con una moto trail de máximo nivel.

La electrónica de la Africa Twin Adventure Sports DCT te hace la vida más fácil, adaptándose al nivel de conducción de cualquier aficionado. Así, sólo tienes que preocuparte del gas y de la trazada correcta, dejando todo lo demás a la moto. Una vez acostumbrado, las motos convencionales te resultarán sosas, lentas, imprecisas y ya no querrás probar otra cosa.

De las dos versiones disponibles, la Adventure Sports DCT es perfecta para viajar, más si cabe equipada con maletas laterales, baúl trasero y bolsa sobredepósito para transportar todo nuestro equipaje, demostrando un comportamiento envidiable en el cambiante terreno marroquí, un destino obligatorio para todos los amantes de las aventuras sobre dos ruedas.

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